domingo, 16 de octubre de 2011


Durante la década de los 80 y principios de los 90, México recibió un fuerte flujo de capitales consecuencia de un programa de estabilización y reformas estructurales aplicado. Aquellas reformas llevaron a un crecimiento económico, cuyo promedio fue de 3,1% por año entre 1989 y 1994. Recién en 1993 la inflación se redujo a un dígito por primera vez en dos décadas. México comenzó a atraer más inversiones extranjeras debido a la ausencia de mayores restricciones al ingreso de capitales y las bajas tasas de interés en Estados Unidos.
La importante liberación del sistema financiero implicó un aumento del crédito de tal proporción y velocidad que superó la capacidad de los supervisores de turno. La desaceleración del crecimiento económico en 1993 provocó que comenzaran a crecer los malos préstamos creciendo rápidamente la cartera irregular. Las principales causas del crecimiento de la deuda fueron un sector financiero sin restricciones ni control sobre las tasas, bancos privatizados sin una adecuada capitalización, respaldo ilimitado a las obligaciones de los bancos y supervisión bancaria débil. Estos factores hicieron un sistema financiero muy vulnerable.


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